O
CONDADO Y A PARADANTA MÁGICO Y TRADICIONAL.V.
EL MONTE MÁGICO Y SAGRADO DE SAN DOMEDIO Santiago Lorenzo (Pazhín)
El ayuntamiento de As
Neves es una de esas localidades gallegas en las que todavía el misterio y lo
mágico late por todos sus rincones. Desde santuarios donde los vivos agradecen
a la santa su milagrosa curación dentro de un ataúd, a carreteras empinadas
donde un coche asciende sin marcha movido por una fuerza invisible, o la
existencia de castros como el de Altamira y sus importantes hallazgos
arqueológicos con sus pasadizos y criptas sagradas bajo tierra, pero, en esta
ocasión vamos a ascender unos 690 metros hacia la cima de otro de los montes
mágicos y sagrados de esta bendita tierra: San Domedio, San Omedio o San Nomedio
en Taboexa. Contemplado desde lo lejos, semeja ser una gigantesca pirámide en
cuyo vértice o cúspide celebraban nuestros ancestros sus sagrados cultos y
ritos a sus dioses, a la Madre Tierra o al Padre Sol.

Y es que en Galicia no
era necesario levantar gigantescas montañas de piedra hacia el cielo porque la
naturaleza se encargó de esculpirlas de forma natural por toda la geografía
gallega. Nos encontramos con otro de
esos montes sagrados desde tiempos antiguos, de gran veneración para los
lugareños, como lo demuestra su cristianización por medio de una ermita bajo la
advocación de una supuesta aparición de la Virgen
de As Neves, que nunca sucedió, o del nombre de un santo que nunca existió,
algo muy habitual en nuestra tierra al vivir en ella pueblos muy arraigados a
sus viejas costumbres que la fuerte cristianización no pudo eliminar.
Con ello,
como es habitual en Galicia, se consiguió relegar al olvido los cultos o ritos
prerromanos, que desde la noche de los tiempos nuestros ancestros realizaban en
montañas o enclaves sagrados como San Nomedio, y que solamente podremos
comprender si sabemos ver más allá de la leyenda, del mito y de las invenciones religiosas que los evangelizadores de nuestra
tierra impusieron en ella a la fuerza, para implantar las nuevas creencias que
ha perdurado hasta nuestros días. Mi interés como investigador y buscador de la
Verdad, no es por tanto solamente difundir los enclaves mágicos y sagrados de
nuestra tierra, sino tratar de descorrer el tupido velo que los envuelve, tratando
de descubrir lo que se ha tratado de destruir o de ocultar, y tras recuperarlo,
aprovecharse de la grandiosa herencia o patrimonio cultural que nuestros
antepasados nos han legado. Así pues, bajo esta idea, hagamos una breve visita
a San Nomedio para conocer alguno de sus misterios envuelto en viejas leyendas
y los restos todavía existentes en su cima.
Como primer dato, comentar que hay
quienes afirman o sospechan, que el nombre del monte puede venir de la palabra
“miedo”, relacionándola con la montaña denominada Monte Medulio por historiadores romanos, cerca del río Miño, en la
que se desarrolló la última batalla entre el imperio de Roma y los pueblos
indígenas de Gallaecia, para
someterlos definitivamente. De ahí
vendría el topónimo de San Nomedio, del miedo vivido por los indígenas ante lo
que se les avecinaba, ante tan cruenta batalla, de donde también afirman venir
el topónimo de un pueblo existente en la falda de la montaña: “Batalláns”, el
cual recordaría la batalla liberada en su entorno. Algo que personalmente no
comparto pero que aporto como dato interesante sobre el lugar.
Se dice que los indígenas prefirieron inmolarse con sus familias antes que perder lo que más amaban en su vida: la libertad.
Una vez que subimos
a la cima de la montaña, nos encontramos con la ermita dedicada al supuesto
santo, ubicada posiblemente sobre otra más antigua, que no tiene gran valor
arquitectónico o simbólico salvo que nos refiramos a ciertos grabados sobre su
fachada. Cuenta la tradición que a esa zona llegaron en tiempos antiguos 7
santos que eran hermanos, para proteger el rio Miño, y cada uno levantó una
ermita en la cima de 7 montañas cercanas divisándose entre sí desde lo alto. De
nuevo nos encontramos con la similitud muy repetida en Galicia de la invención
de 7 ó 9 hermanos que llegaron a ser santos o mártires, y que nunca existieron,
guardando más relación con constelaciones conocidas por los antiguos, que, como
es el caso de las clásicas 7 ermitas hermanas, es posible que guarden relación
con la más conocida y venerada de la antigüedad: las pléyades, también denominadas las 7 hermanas, las 7 cabritillas
(o las 3 marías refiriéndose al cinturón de Orión). El 7, el número por
excelencia del mundo mágico que volvemos a e encontrarlo en esta montaña al
conocer el día de la romería a San Nomedio: el 7 de agosto. Romería en la que
los romeros ofrecen pan y vino como hacían los pueblos prerromanos a sus
deidades para solicitar buena cosecha. En cualquier caso, en lo alto de la
montaña existe lo que se conoce como “el
asiento del santo”, curiosamente orientado justo hacia la salida del sol
tras la montaña vecina, la de su hermano San Fiz, otro de esos personajes
inventados del santoral católico.
Como igualmente he podido descubrir cerca del
citado asiento, en la cima de la montaña un grabado de apariencia antigua sobre
el cual, debido a lo extraño de su forma no me aventuro a dar ninguna
explicación.
Topónimos como el del
cercano rio Termes recuerda también al dios griego Hermes (el Thot de los
egipcios), aquel capaz de dominar las serpientes ubicándosele templos sobre
lugares donde se domesticaban las corrientes telúricas, recordando que en esa
misma localidad de Taboexa se encontró una estatuilla del dios romano Mercurio que es equivalente al griego Hermes. Seguiremos ahondado en el misterio en el
próximo artículo mientras tanto te invito a seguirme en mi programa radiofónico
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