Galicia mágica

 

Misterios de la Galicia Mágica 1: “El mundo mágico de las piedras”

MIRADOR DA PEDRA DA RÁ

La Galicia de piedra.

Galicia está repleta de misteriosas piedras megalíticas. La gran mayoría monumentales, de las que solo queda de su recuerdo viejos mitos o leyendas, tratando de dar respuesta a sus desconocidos  constructores. Tal es el caso de la gran cantidad de dólmenes esparcidos por toda nuestra geografía, y aunque en menor cantidad —más que nada debido al desconocimiento de su existencia— también menhires y crómlech, como vivo ejemplo de los que debieron de existir en un remoto pasado. Con cierta amargura, debo decir que no siempre fueron los invasores romanos quienes los destruyeron, o la propia Iglesia católica, sino que muchos de ellos lo fueron a manos de los propios gallegos, quien en su ignorancia y falta de respeto al valor de nuestro ancestral patrimonio, destruyeron muchos de los dólmenes, menhires y crómlech. Y lo hicieron, bien porque le estorbaban para arar sus campos, o por el simple hecho de utilizar sus piedras para construir sus casas, muros, cuadras, y otros recintos que todavía podemos ver en muchas zonas del rural gallego.

Junto la riqueza megalítica en nuestra tierra, —a pesar de que su mayor parte haya desaparecido—, también existen piedras con curiosas formas, en las que los antiguos quisieron ver la representación natural de animales, figuras humanas y todo aquello que su imaginación quiso ver en ellas. Muchas serían utilizadas para la realización de sus rituales mágico-religiosos, o ceremonias relacionadas con los astros o la Madre Tierra. Pero hay otras, cuyo tamaño y forma natural, o levantadas por manos humanas, desafían nuestra comprensión, al desafiar las leyes de la física, por el equilibrio en el que se encuentran, o escapársenos su desconocida finalidad. Pero ahí están. Frente la mirada de quienes deseen admirarlas y estudiarlas con la mentalidad de nuestros remotos ancestros. A lo largo de todo el planeta, nos han demostrado poseer increíbles conocimientos matemáticos, astrológicos y constructivos, a la hora de levantar tan fascinantes monumentos pétreos. Los iremos estudiando y conociendo a lo largo de diferentes capítulos.

¿Una rana de piedra o es la desbordada imaginación popular?

En esta ocasión, quiero comenzar por la denominada Pedra da Rá o «Piedra de la rana», en el Monte Castro de Ribeira. Su nombre popular viene de la relativa forma que a ojos de nuestra gente se le quiere dar al susodicho penedo. Para llegar a ella hay me dirigí a la ciudad de Ribeira, pero sin necesidad de entrar en ella. Justo al llegar a una rotonda, donde surge en su centro un gran barco de madera, ascendí hacia la cima durante unos 3 minutos hasta unos 190 metros de altura sobre el nivel del mar. Tan pronto llegué a lo alto, terminada la carretera aparqué. 




 La extraña y desfigurada figura surgió ante mi vista. Llevado por mi interés por lo sobrenatural, y mi amor y fascinación por el mágico mundo de los megalitos y de las rocas fantásticas del pasado, me llamó la atención, no solo el cierto parecido con lo que podría ser una rana, o incluso un anfibio gigante saliendo de las entrañas de la tierra. Aunque muy desgastada por el fuerte viento que suele haber en la zona, y en cierto modo desfigurada, dejé abrir mi mente de soñador. La parte que me permite ver el mensaje oculto en las piedras, montañas o en las nubes desde niño.
 

 Eso que la medicina denomina pareidolia, y que lejos de ser un trastorno mental, es abrir la mente al lenguaje oculto de la naturaleza sabiendo leer el mensaje que contiene como hacían en nuestra tierra los sacerdotes druidas. No dejaba de ser curioso observar como la gran roca principal, —inclinada hacia el sudoeste—, estaba claramente descansando sobre rocas más pequeñas a modo de cuñas. 
 

Aquello hizo plantearme la lógica pregunta: ¿me encuentro ante un trabajo esculpido por el viento y la lluvia, desde quién sabe cuántos milenios, o es una obra creada por la mano de un pueblo desconocido? Una pista de la posibilidad de no estar allí por azar, es encontrarse justo en el mágico paralelo 42, en el que se encuentran muchos de los enclaves y construcciones más sagradas del planeta.

El misterioso mundo del Neolítico y las construcciones ciclópeas

Desde lo alto del mirador se abre ampliamente el horizonte,  el cual contribuye a expandir la conciencia ante la amplitud del entorno. Algo imposible de disfrutar al vivir en grandes ciudades, rodeados de edificios por todas partes, llevando a vivir a muchos en una cárcel de asfalto y hormigón. Además de la desembocadura de la Ría de Arousa, pueden verse a lo lejos la isla de Ons y las Cíes más lejanas, y Sálvora y el pequeño Os Fornos más cercanas al lugar. Al encontrarme solo en el lugar, aprovecharía para realizar una meditación contemplativa unificándome a la extensa belleza del paisaje. Lo primero que pensé es que, sin duda alguna, por el justo punto donde se encuentra la roca, lo convierte en un lugar idóneo para la celebración de rituales relacionados con las estrellas, la luna llena, o las puestas del sol. Posiblemente debió de ser utilizado por los pueblos prerromanos de la zona, debido a su peculiar forma, a la hora de desarrollar en fechas concretas del calendario mágico-religioso sus ceremonias y rituales. 

 

Mi razón me decía una cosa y mi interior otra distinta: que ¿por qué no habría podido ser colocada en aquel lugar por una cultura remota del misterioso Neolítico? Construcciones de gigantes menhires como los de Irlanda, Bretaña o Portugal, o crómlech como los de Stonehenge, dan clara prueba de su increíble saber. Nada sabemos de su origen y cultura, más que meras especulaciones de arqueólogos oficiales. ¿Quiénes eran realmente los constructores de tan impresionantes construcciones megalíticas diseminadas por todo el planeta?  ¿De dónde procedían y por qué tanto tiempo y esfuerzo para levantarlas? Doy algunas respuestas en mi libro “Galicia Mágica” que puedes solicitar en el CEYSI, y conocer en la sección de Tienda de mi web: www.yogaceysi.com, actualmente descatalogado, pero siendo posible adquirirlo en PDF. Descartar tal afirmación no debe hacerse a la ligera. Las mentes cerradas y carentes del necesario estudio de investigación sobre el remoto pasado, contestarían de inmediato, que es mano de la casualidad natural. Pero para quienes llevamos, —como en mi caso—, más de 40 años investigando el fascinante y misterioso mundo megalítico, hay más pruebas a favor que en contra, que demuestran que en un remoto pasado existió una o más civilizaciones con un alto e increíble conocimiento constructivo, que desafían todo el conocimiento que poseemos sobre la antigüedad. Dólmenes como el de Menga, tantas veces visitado en Antequera, en Málaga con su piedra de 170 toneladas como techo. O fortalezas increíbles que igualmente visité en Cuzco, Perú, como la de Sacsayhuamán o la de Ollantaytambo y sus increíbles piedras. O los restos de una increíble construcción en Bolivia, de Puma Punku construido con piedras de toneladas. 

 

                                                                                                                                                                         Sacsayhuamán

Existen lugares en nuestro planeta donde desconocidos constructores de tiempos pretéritos, movieron y colocaron en su lugar actual, enormes bloques de piedra que no podríamos hacer con nuestra tecnología actual. Citar finalmente a modo de ejemplo, el impresionante monolito conocido como: Piedra de la embarazada en Baalbek, la antigua ciudad de Heliópolis, en Líbano. Es considerada la piedra tallada más grande del mundo,  trabajada por el hombre de la antigüedad. Su peso nada menos que 1000 toneladas. Pero hay otras similares en diferentes lugares del planeta, indicándonos que en tiempos neolíticos, hace más de 6000 o 8000 años, —o incluso mucho antes—, existió una civilización con un alto poder tecnológico. O tal vez mágico. O ayudados por la intervención de sus dioses procedentes del cielo, siendo posible que esté apuntando a una determinada constelación en el firmamento. En cualquier caso, en el pasado existió una cultura que poseía la capacidad innegable de mover pesadas rocas, desde canteras lejanas, cortarlas, trabajarlas, transportarlas, y elevarlas para construir templos impresionantes, que todavía perduran,  dejando asombrada a nuestra ciencia. Pero ahí están, a nuestro alrededor, para quien quiera verlas.

 Una zona sagrada desde la remota antigüedad

No hay que olvidar que cerca de allí se encuentra una zona dolménica, como lo recuerda uno de los mejores conservados de Galicia, y de los más visitados, como es el de Axeitos, en Oleiros. O las mágicas Dunas de Corrubedo, que ocultan bajo su extenso arenal un tesoro desde hace milenios en la ciudad enterrada de Valverde. No es por tanto casual que pocos metros por encima del lugar, a 213 metros sobre el nivel del mar, se encuentran los restos de uno de los miles de castros existentes en Galicia: el Castro da Cidá. Por supuesto, A Pedra da Rá no es obra castreña, sino muy anterior a su existencia. Para ascender a los restos del castro, hay dos caminos frente la zona del parking, al fondo, que en escasos minutos llevan hacia él. Yo opté por el más cercano que comienza sobre una roca en el suelo que da acceso a la ascensión hacia su cima. Al estar poco excavado no tiene mucho que ver, pero al subirme a la roca donde se encuentra el poste geodésico, me llamó la atención observar una serie de largos canales que conectan con cazoletas pequeñas y una excesivamente grande. Bien pudieran haber sido esculpidas por el fuerte viento de la cima, pero sin descartar haber sido una roca ceremonial de los antiguos castrenses.  Finalmente busqué un rincón donde meditar antes de seguir visitando los múltiples restos cargados de misterios que esperan ser rescatados de su sueño de milenios. Lo encontré unos metros más delante del poste geodésico. Era uno de esos tronos de piedra que suelo encontrarme en muchos lugares mágicos para obser la salida o la puesta del astro rey. Allí permanecí inmerso en mi mundo interior en un entorno exterior mágico. Hasta un próximo artículo.

Contacto: galiciamagicaysecreta@gmail.com

 

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