O
CONDADO Y A PARADANTA MÁGICO Y TRADICIONAL.V.
El enigma de los castros:
Troña Santiago Lorenzo
(Pazhín)
En Galicia existen más
de 5000 castros catalogados y posiblemente muchos más desconocidos de los que
solamente conocemos de su existencia por la toponimia. Conocidos
arqueológicamente como citanias, de
los castros solamente se conoce que son ciudades prerromanas fortificadas
habitadas, generalmente por los pueblos antiguos del noroeste de la Península
Ibérica. Es común en Galicia escuchar que son poblados celtas, pero bien
pudieran ser muy anteriores a estos pueblos o incluso hay quienes quieren ver
en los castros los restos de una gran cultura o civilización perdida desconocida
o tal vez relacionada con los oestrimnios.
Aunque se comienza a descubrir como se repartían familiarmente las diferentes
zonas o viviendas de los poblados, quedan por aclarar muchos misterios y es que
en Galicia es habitual no investigar ni cuidar de nuestro rico patrimonio.
Entre ellos, no sabemos a ciencia cierta quienes eran realmente sus habitantes,
de donde vivieron, porque existen tantas citanias
castreñas en Galicia, cuál era su pensamiento religioso, mágico o filosófico,
ya que se les quiere ver como pueblos guerreros incluso en constantes
enfrentamientos entre ellos. Sabemos que mantenían ciertos cultos a los astros,
a las piedras, los ríos, las montañas, los árboles, las fuentes, los espíritus
de la naturaleza… pero desconocemos que tipos de rituales y a que deidades
realmente veneraban. Como acontece con otros pueblos del pasado, al no dejar
nada escritos y valerse únicamente de los escasos restos arqueológicos
existentes, verdaderamente no queda paso más que a la especulación. Por tal
motivo y como expongo en mi libro “Galicia
mágica. La herencia olvidada”, son muchos los aspectos mágicos que
podríamos citar.
Entre ellos, se hablaba en tiempos de Murguía, de la posibilidad de que fueran ubicados de
forma estratégica, dibujando desde lo alto círculos entre ellos, como símbolos
cósmicos de protección y que en el que se ubicara en el centro vivirían los
sacerdotes, -tal vez druídas- que
dirigían política y religiosamente a estos pueblos. Lo que parece estar claro
es que desde un castro se divisaban otros muchos, pudiendo comunicarse entre sí, posiblemente por medio de hogueras.
También pudiera ser que no solamente se ubicaran en lugares estratégicos por
motivos defensivos o agrícolas o de supervivencia, sino también por aspectos
más sobrenaturales. Por ejemplo, debido a la existencia de ciertas corrientes
telúricas o electromagnéticas que los pueblos celtas ya conocían y denominaban los caminos de la serpiente, ya que
dichas energías se movían por la tierra como estos animales. Dichos caminos
eran conocidos en toda la antigüedad con otros nombres, como los caminos del
dragón para los chinos, o líneas ley
en la actualidad, siendo caminos sagrados de peregrinación, como acontece en
Compostela. De ahí que, en castros como los de Troña, en Pías, Ponteareas se
encuentren dibujos serpentiformes tallados en los castros que bien podría ser
el modo de simbolizar los lugares con fuerte carga telúrica. Lo cierto es que hay teorías para la llamada “Pedra da Serpe de Troña” para todos los
gustos, desde estar grabada sobre una roca de sacrificios, a ser el símbolo o
tótem del poblado o representar un símbolo de fertilidad o solar. En el caso de
Troña, cerca del grabado serpentiforme se encuentra un gran recipiente tallado
en roca, similares a los que en otras culturas se les cubría de agua para que
se reflejara en ella determinada estrella de su calendario mágico-religioso
mensual o anual, señalando el comienzo de determinados rituales. Curiosamente
el nombre de la zona Pías, se relaciona con sumideros, pilones o pilas de agua.
Existe una leyenda en este castro que cuenta (como ocurre con otros lugares de
Galicia) que en la cima del monte vivía una serpiente gigante que devoraba el
ganado de los habitantes del lugar, y que, por miedo a que bajase a los pueblos
cercanos la alimentaban dejándole a menudo algún animal. Se dice que hartos de
someterse al gigantesco ofidio, un buen día, armándose de valor, subieron en
grupo al monte y la mataron, enterrándola justo donde se encuentra la ermita
actual del Dulce Nombre de Jesús, del siglo XVIII.
Esta leyenda es muy común en muchos de los
lugares del planeta donde, por medio de determinadas construcciones como
menhires o cromnlech, llegaban a domesticar o dominar las poderosas energías
existentes en el subsuelo, hasta que, con la llegada de la evangelización se
levantaba en el mismo lugar una ermita o capilla para cristianizarlo. Justo lo
que ocurrió en la cima del castro de Troña, que debió de ser un enclave muy
importante de la zona ya que está fuertemente cristianizado con símbolos
cruciformes, o diferentes cruceros a lo largo del recinto del que solamente
quedan dos, uno de ellos de hermosa talla y cargado de simbología al lado de la
iglesia.
También matizar la importancia
de que las casas sean redondas. Lejos de la creencia de que las construían así
para evitar que en los ángulos se ocultaran los malos espíritus como algunos
afirman, recordando al psicoanalista Wilhelm Reich, en 1930 hablaba que en las
construcciones circulares o sin ángulos se producía lo que el denominaba energía orgónica o fuerza vital universal, que los antiguos
conocían. De forma curiosa todos los castros vistos desde lo alto tienen forma
circular u ovalada. Igualmente son muy clásicos en todos los castros las
leyendas de sus misteriosos habitantes los mouros
o mouras, que viven bajo ellos,
protegiendo sus grandes tesoros de oro, todos ellos están comunicados por
túneles subterráneos. En cualquier caso y aunque queda mucho por contar de
Troña, se hace imprescindible una visita a un lugar tan mágico y especial para
pisar tierra sagrada en busca de los misterios que todavía yacen enterrados
bajo tierra. Seguiremos recorriendo lugares mágicos de O Condado y A Paradanta,
mientras tanto te invito a seguirme en mi programa radiofónico “Encuentros en
la medianoche” o entrar en mi blog “La Galicia mágica y secreta” o escribirme a
galiciarutasmagicas@gmail.com
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